El título de esta entrada iba a ser algo así como "El muchacho que revolucionó mi corazón" pero hasta para el más cursi iba a sonar cursi, así que solo escribí un título "formal" para presentar el primer disco de este jovencito que se ha ganado todos mis elogios desde la primera vez que escuché una de sus canciones y al que espero con ansias ver en vivo cuando venga en marzo.

Iba a recomendar su último disco, pero como lo mencioné en lo mejor de 2013 preferí hablar del primero, Jake Bugg, con el que se ganó mi corazón y mi cariño incondicional, porque como leí una vez por ahí: "Cuando una banda logra pararme los pelos con su música, les seré fiel hasta la muerte" y la música de Jake logró despertarme después de un largo letargo en el que no encontraba nada que valiera demasiado la pena escuchar.

Todo lo que alguien pueda contarte en el papel sobre un disco no vale de nada a la hora escucharlo y sentirlo tú mismo y eso lo digo porque con este disco me pasó que leí varias críticas antes de encontrarlo en la red para escucharlo de corrido y ninguna le hacía justicia a la revolución interna que provocó en mí.

Jake Bugg (álbum) salió a la venta el 15 de octubre de 2012 en Reino Unido y en abril de 2013 en EEUU (poco después creo que lo escuché por primera vez), recibiendo buenísimas críticas y recibiendo un 9/10 en la revista de música NME (nada mal para un debut). El disco consta de 14 canciones variadas, que van desde el folk melancólico al rock, donde el chico parece introducirnos a todo lo que sabe hacer, para luego enfocarse en un concepto más definido en su segundo disco, Shangri La (2013).

Es raro lo que me pasa con este álbum, porque soy de la idea que un disco debe encerrar algún concepto en sus composición, pero a pesar que este disco parezca solo un conjunto de canciones demasiado extenso para un debutante, es de muy fácil escucha y tiene una autenticidad pasmosa. Cada tema me llegó de tantas distintas maneras que cuando terminé de escucharlo la primera vez agradecí a todos los dioses de la música que influyeron en este joven para que a sus 17 años ya tuviese un disco tan redondo como este.

Reconozco que cuando leí su historia y vi su pinta de poeta desdichado, una mezcla de Ian Curtis y Noel Gallagher, pensé que era un artista "creado" por algún sello para encantar a chicas a las que One Direction no les llega, pero si escuchando el disco ya me hice una idea de que no era tal, fue ver el video en vivo de su presentación en Glastonbury el que me hizo enamorarme de todo lo que él representa: un artistazo con un gran futuro.

Es que si el disco inspira, en vivo es una genialidad. Solo con su voz, su mirada y su sonrisa de niño logra transmitir tanto que a pesar de no moverse de su lugar frente al micrófono ni gritar consignas de esas tipo "Son el mejor público que he tenido", etc, etc, logra ganarse al público y logró ganarse mi corazón (ohh sí mi cursilería no acaba).

Entre lo que más destaco del disco están Lighting Bolt, Two Fingers, Taste it y la romántica Broken, aunque la que más me provocó escalofríos y mi favorita del disco es Country Song. Me costaba creer que un chico de 17 años pudiera escribir con tanto sentimiento así que solo me queda esperar que sea real y que siga por ese camino y que no se pierda en el camino como tantos otros.